El teatro es un espectáculo único, hasta cierto punto mágico y todo es gracias a la luz, Con ella, las ideas comienzan a hacerse posibles y las historias que se cuentan sobre las tablas pueden tomar forma.
Uno de sus principales objetivos es iluminar al protagonista de la obra, dar efectos como priorizar al intérprete logrando dar forma a su papel, dar forma a la escena misma y jugar con la percepción del público.
Incluso muchas personas pensarían que es fácil, prender y apagar luces a distancia, cuando en realidad es todo lo contrario, hay un gran equipo detrás, hay que aprenderse los ángulos de movimiento que van a requerir, aprenderse la obra completa para saber cuando prender la luz, cuando girarla, con qué intensidad, qué color, qué direcciones va a seguir. Y muchos pensarán en los efectos especiales, que sí tiene que ver, pero ahí ya es un tema todavía más complejo.
La luz teatral ha sido en gran parte un simbolismo en la edad media, pues de esa época es que fue evolucionando hasta lo que tenemos el día de hoy. Porque las personas que han ido a obras de teatro no se fijan tanto en la iluminación, pero ellos no se dan cuenta, ya que si la obra tuviera una pésima iluminación, dirán que fue una pérdida de tiempo. Es complicado de explicar.
Pero la luz en los espectáculos es muy importante así como el audio, sin esas dos profesiones, muchos artistas y recintos quedarían en el olvido.
Autor: Ethan Jael López, alumno de la Licenciatura en Audio, Video e Iluminación de Universidad ITUE.